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Hemos estado en la Toscana un par de veces y aún seguimos soñando con volver otra vez. La región es famosa por sus míticas ciudades como Florencia o Pisa que concentran en sus palacios y catedrales las mayores y más renombradas obras del Renacimiento, pero la Toscana es mucho más y es que el Val d'Orcia, en el sur de la región, capta a la perfección la esencia de la vida toscana. Paisajes que quedan grabados en la memoria del viajero por su luz y sus colores, cambiantes según la época del año. Queda claro que la Toscana se llevó uno de los premios gordos cuando Dios decidió crear el mundo.
Es el lugar ideal para pasar unas vacaciones de ensueño, tranquilas y dónde es posible disfrutar de la alegría de vivir. Preparaos para descubrir la famosa paleta de colores de la Toscana rural, sus afamados vinos, su inmejorable gastronomía y sus pueblecitos llenos de encanto. ¡El paraíso existe!
El Valle de Orcia está al sur de Siena y limita con la verde Umbría. Es una sucesión de suaves colinas y campos que conforman un paisaje ondulado y bucólico, con los olivos, las viñas, los cipreses y los campos de trigo, lino y girasoles como actores principales. Unos campos que lucen en cualquier estación. Si vas en verano contemplarás una combinación cromática de amarillos, marrones y negros de los campos de trigo recién arados para la próxima cosecha quemados por el sol. Si los contemplas en primavera, domina el rojo de las amapolas y el intenso verde la hierba. Podría parecer que el invierno es una mala época para visitar la Toscana, pero quedarías sorprendido al ver románticos y misteriosos campos envueltos en brumas y con algún ciprés asomando fantasmagóricamente.
La ruta por este maravilloso valle se puede hacer en dos jornadas tranquilamente, aunque como en toda la Toscana, conviene disfrutarla sin prisas y dejándose llevar por sus tranquilas y preciosas carreteras secundarias.
Montalcino fue uno de los primeros lugares que vimos, encaramada en lo alto de una colina a más de 500 metros de altitud destaca por su impresionante castillo (La Fortezza) y pos sus famosos vinos como el brunello de Montalcino y también el Rosso. El paseo por sus callejuelas a través de pequeños comercios, bodegas y heladerías fue memorable. Conviene subir a la fortaleza y contemplar la deliciosa campiña toscana.
Más al sur de Montalcino, se encuentra la abadía de San Antimo a la cual llegamos por una carreterita, la abadía está debajo del pueblo del mismo nombre y cuando vas llegando comprendes que estás ante un lugar maravilloso y especial. Al contrario que muchas construcciones religiosas no está en lo alto de un pueblo o de una colina sino en medio de campos de olivos rodeada de cipreses. En este magnífico paisaje se alzan las piedras blancas y románicas de San Antimo, que conviene visitar por la tarde cuando el sol las baña con su luz. Un lugar ideal para una sesión fotográfica.
Al este de Montalcino y después de recuperar el aliento de la visión de San Antimo, llegamos a un encantador pueblo llamado San Quirico d'Orcia, de origen etrusco como casi toda la Toscana. Tiene varios atractivos destacables: la bella Colegiata de San Quirico y Santa Giuditta, una solemne e inspiradora construcción de piedra arenisca y mármol travertino o los jardines de Horti Leoni, un clásico jardín italiano con sublimes vistas de San Quirico y sus tejados rojos.
Dejamos atrás sus palacios y blancas calles para en escasos kilómetros llegar a Bagno Vignoni, otra de las joyas de la región. Como su nombre indica, el pueblo debe su fama a las aguas termales sulfurosas que salen del subsuelo y su encanto reside en la piscina central rodeada de casas de piedra. Si lo que quieres es probar las artes curativas de estas aguas, una buena opción es el hotel Posta Marcucci dónde podrás relajarte mientras contemplas el atardecer en la campiña toscana.
Bagno Vignoni también es un buen lugar para disfrutar de una inolvidable cena romántica como hicimos nosotros (bebé incluída) y dónde es obligatorio probar la carne fiorentina, una espectacular carne de buey que sirven en raciones que se aproximan al Kilo!!! Después puedes rebajar la cena con un limoncello y con un romántico paseo por las calles tenuemente iluminadas.
A escasos 3 Km al sur de Bagno, podemos visitar Castiglione d'Orcia. Al bajar por la carretera lo primero con lo que topa la vista es con la tosca e imponente torre de defensa del pueblo. Pero lo que más llama la atención de Castiglione son sus preciosas callejuelas empedradas llenas de tranquilidad y apenas turistas que desembocan en bella plaza Il Vecchieta. Sin duda un lugar para perderse.
La Toscana y sus rincones no dejarán de enamorarte. Disfrutar de cada uno de ellos y de todos en su conjunto te aseguramos que será una experiencia inolvidable.
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Paisajes espectaculares y yo sin haber pisado esa tierra todavía…… aixxx… a ver cuando me puedo escapar allí a hacer unas pizzas viendo el atardecer toscano :)
Roser!
Es que aún me sorprende que TÚ yo no hayas estado en el paraíso de los bon vivant. No en serio es un sitio precioso… Para mí fue inolvidable
lugares maravillosos que invitan a quedarse ….hoy estoy recorriendo un parte y quiero verlo todo
Hola Isa! te resumo lo que siento ahora… ENVIDIA ENVIDIA… qué suerte! la Toscana, es de esos sitios que tienes que hacer esfuerzos para no volver cada año. Que disfrutes y por favor pásate por aquí y cuéntanos dónde has estado y alguna recomendación más.
Felices vacaciones