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Verzasca es el nombre del valle más famoso del cantón del Tesino suizo (Ticino en italiano). Probablemente no lo hayas oído nunca en tu vida, pero os aseguramos que es de una belleza abrumadora. No busquéis el clásico valle alpino. Es Suiza, pero la vegetación se mueve entre una región pre alpina y la mediterránea.
Algunos con suerte habréis oído hablar de su río y del puente medieval que hay en Lavertezzo por dónde discurren las aguas más cristalinas y verdes que os podáis imaginar.
Otros a lo mejor habéis visto alguna foto de la presa de Vogorno, dónde se rodó la famosa escena inicial de James Bond en la película Goldeneye.
Pero os sorprenderá saber que aparte de estas visitas interesantes, Verzasca en un valle de pueblos tradicionales, algunos de ellos semi vacíos fuera de la temporada de verano, lugares dónde las condiciones de vida nunca han sido fáciles pero que ahora conservan un aire pintoresco, casi salvaje y rudo que le dan un encanto especial alejado del glamour y lujo de las localidades del lago Maggiore, como Locarno o Ascona.
Ruta por el Valle de Verzasca
Desde la elitista Locarno, dónde existe la concentración de Ferraris y Corvettes más grande al sur de los Alpes, parte la carretera, convenientemente indicada, hacia el valle de Verzasca. La carretera que se adentra en el valle vislumbra pronto el río Verzasca, que será nuestro compañero hasta el final del valle en Sonogno.
En muy pocos kilómetros, llegaremos a la primera parada obligatoria de nuestra ruta por el valle.
Presa de Vogorno
Situada a 470 metros de altitud, es el embalse a menor altitud de Suiza pero el cuarto que tiene el muro más alto,con 220 metros de altitud.
El desnivel del muro es tal que allí se rodó la escena inicial de Goldeneye, dónde Pierce Brosnan se lanzaba al vacío del lago Vogorno en un increíble salto de puenting.
Hoy en día la película ha servido de reclamo para que los valientes y los que no tengan problemas de presupuesto puedan hacer ese famoso salto.
Aparte de toda la mística del famoso agente 007, es impresionante poder pasear por la cima de la presa y asomarse a ese vacío de cemento y agua que forma un paisaje abrumador e imponente.
Corippo
Después de la presa pasaremos por un pueblo junto a la carretera, San Bartolomeo y su preciosa iglesia, nos darán una idea de la arquitectura típica de estos valles, pero seguiremos adelante, para alejarnos de la carretera y de cuántos más signos de civilización mejor.
Poco después de este pequeño pueblo, un desvío hacia la izquierda nos permitirá cruzar el río y ascender por una estrecha carretera hasta Corippo, una de las joyas del valle de Verzasca.
Corippo es conocido como el pueblo más pequeño de Suiza. Según la wikipedia sólo 13 habitantes pueblan esta pequeña comuna situada a 563 m de altitud.
Está situado en la ladera de la montaña y las casas siguen la arquitectura típica del Ticino. Corippo apenas tiene calles, más bien hay espacios entre casas, la mayoría de ellas semiabandonadas y con la vegetación invadiendo las casas.
El lugar tiene mucho encanto y revela perfectamente las duras condiciones de vida de estos pueblos y su evidente abandono en favor de zonas más accesibles y con mejores condiciones económico-sociales.
Lavertezzo y el ponte dei salti
Si tuviéramos poco tiempo y nos viésemos obligados a elegir una visita en el valle de Verzasca, esa sería Lavertezzo y su famoso puente medieval de doble arco.
Su elegante porte os hará bajaros del coche como poseídos. Cuatro cientos años contemplan a esta maravilla arquitectónica que salva el no menos espectacular río Verzasca, que vierte sus aguas hacia la presa de Vogorno, como si de Jade líquido se tratara.
Lo primero que hacemos todos, hipnotizados y asombrados, es cruzar el puente y contemplar la iglesia de Lavertezzo desde lo alto. Hay que llevar cuidado ya que si nos asomamos demasiado estaremos expuestos a una caída en el río. Mucho ojo si vais con niños.
Después de cruzarlo, os recomendamos encarecidamente explorarlo y disfrutar de media jornada en este bello paraje natural, formado por lechos rocosos, estrechos cañones y pozas dónde el agua está un poco menos fría que en el curso del río.
Sobre todo, levantaros pronto e intentad llegar sobre las nueve de la mañana. Se llena muy pronto y a partir de las diez os será muy difícil aparcar y encontraréis toda la zona llena de gente.
Cuando consigáis dejar de hacer fotos y de disfrutar de este maravilloso paisaje, podéis visitar la preciosa iglesia de Lavertezzo, que al igual que el puente, es muy bella y fotogénica.
Advertencia: el río Verzasca es de una belleza sobrecogedora, pero al igual que algunas especies animales o vegetales, en su belleza, radica su peligro. El Verzasca es un río que cada año se cobra su cuota de vidas, y es que es un río con muchas corriente y remolinos que pueden provocar el ahogamiento de cualquier persona por muy buen nadador que sea. Mucho ojo también con las rocas ya que son muy resbaladizas. De hecho recomendamos caminar descalzo ya que asegura un mejor agarre. Desde el inicio del valle hay carteles en varios idiomas que alertan del peligro de esta maravilla natural. Nosotros pasamos un día inolvidable, pero siendo muy conscientes del lugar que estábamos visitando y tomando todo tipo de precauciones, especialmente con nuestro hijos.
Sonogno, el último pueblo del valle
Si seguimos la carretera hacia el fondo del valle, pasaremos por preciosos pueblos dignos de hacerse una parada como Frasco, Gerra o Brione. Todos ellos tienen una arquitectura tradicional y una iglesia en el centro del pueblo, dónde en verano se celebran fiestas y cenas populares, como en el caso de Brione.
Aquí en verano, la población de apenas 200 habitantes se multiplica con familias que vienen a pasar las vacaciones al pueblo de sus ancestros. De la iglesia salen los dulces coros, mientras los niños juegan en el parque que hay justo al lado.
Después de este rápido alto en el camino, nos dirigimos hacia Sonogno, dónde la carretera toca a su fin y dónde nos recibirá otro precioso pueblo típico del Ticino.
Sonogno es pintoresco y tradicional. Su bellas casas de piedra y el campanario de la iglesia ya se pueden vislumbrar desde el gran parquing que hay a la entrada del pueblo. El pueblo ha merecido una especial protección por parte de las autoridades turísticas y eso se nota por ejemplo en el renovado empedrado de las calles principales.
Es muy agradable poder dar un paseo contemplando las casas de piedra blanca y tejado oscuro, con los balcones llenos de flores. Podremos ver elementos típicos de la vida de siglos pasados como el horno de piedra que se utilizaba para hacer el pan.
Hay un camino asfaltado que sube hacia la parte alta del pueblo, y se dirige hacia la cascada Froda, pasando antes por uno de los grottos más famosos del valle, dónde se sirven especialidades del Ticino, en un ambiente rústico y tradicional y al aire libre.
En media hora se llega al bucólico salto de agua, que se caracteriza por su vegetación exuberante y por la piscina que se forma por la caída del agua.
En entorno es precioso y si sois valientes os podéis dar un chapuzón en sus gélidas aguas. Si sois más de secano, os podéis contentar con sentaros en una roca y admirar la majestuosidad del paisaje.
A la izquierda sube un camino que sirve para ganar espectaculares panorámicas sobre la cascada y dónde incluso podéis descansar en una tumbona de piedra.
¿Recomendamos el valle de Verzasca?
¡Por supueto! Es más, si sólo tenéis pensado pasar un par de días en el Ticino, nuestro consejo es que al menos reservéis medio día para este magnífico valle.
Si buscáis un lugar auténtico, testigo viviente de la vida durante el siglo pasado, dónde las condiciones de vida eran mucho más duras e inhóspitas, si os gustan los paisajes poco explorados o semi vírgenes, dónde la mano del hombre ha tenido poca incidencia, habéis venido al lugar indicado. Separado de Locarno unos pocos minutos, cuesta creer como pasamos de ver el lujo y glamour de los pueblos del lago Maggiore, para pasar a los pueblos típicos y medio abandonados del cantón del Tesino.
Si estos argumentos no os convencen, entonces coged el bañador y la toalla y dejaros seducir por la magia de Lavertezzo, su puente y su río llenos de cascadas, cañones, rocas, pozas y piscinas naturales que os harán pasar una jornada inolvidable.
Es un paraiso.
Muchas gracias Ana María
Saludos