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El Monte Brè es junto al Monte San Salvatore, el mejor mirador de Lugano y el lago del mismo nombre. Lo es porque aparte de poder admirar perfectamente Lugano, es un lugar perfecto para contemplar el llamado Pan de Azúcar de Suiza y es que la bahía de Lugano y el Monte San Salvatore forman un conjunto que tiene muchas similitudes, aunque a pequeña escala, con la famosa Río de Janeiro.
El Monte Brè es un lugar apacible, tranquilo con unas vistas fantásticas del lago y donde corre casi siempre una brisa fresca que protege a los visitantes de las calores veraniegas de Lugano. Es un lugar para pasear tranquilamente y para hacer excursiones y tiene dos restaurantes con unas vistas sublimes ideales para reponer fuerzas o para pasar una velada romántica.
Si sois amantes de las vistas panorámicas y de la vegetación exuberante, habéis venido al sitio indicado.
El viaje al Monte Brè
El viaje hacia la cima del Monte Brè (925 m) empieza en la estación inferior situada en el barrio de Cassarate, en uno de los extremos del lago.
Tiene la particularidad que desde la carretera que pasa junto al lago hay una de las vistas más bonitas y tropicales de Lugano. En esta parte del Lungolago hay pequeños parques, flores, barcas y lanchas amarradas y palmeras que le dan al lugar un toque muy tropical. Al fondo emerge como un volcán la silueta inconfundible del Monte San Salvatore, formando un conjunto visual de gran belleza.
La estación está a pocos minutos, en una calle más al interior. Desde aquí el funicular, de aspecto nostálgico y evocador se dirige hacia la cima en dos etapas.
El primer tramo construido en 1908 llega hasta Ruvigliana, desde dónde podremos ver la terraza y piscina de un hotel. Tras cambiar de funicular continuaremos hasta la estación superior para un viaje que no supera los 20 minutos contando los cambios de funicular.
El segundo tramo es el que se construyó en 1912 y llega hasta la cima del Monte Brè. Durante el camino ya podemos apreciar unas sensacionales vistas aéreas de Lugano.
Un paseo por el Monte Brè
Al salir de la estación, la primera sensación que tienes, es de un sitio bonito con un pasado elegante y esplendoroso, como de Belle Époque. Nuestro primer consejo es que os acerquéis a la terraza de la Osteria Funicolare. Desde allí hay unas vistas fantásticas del lago Lugano. Cobijados bajo sus grandes parasoles es el lugar ideal para tomar una copa de vino mientras se contempla un paisaje de ensueño.
Para conocer un poco mejor el entorno del Monte Brè, lo ideal es ir bajando por el camino que conduce al restaurante Vetta. Tras poco más de cinco minutos llegaréis a un pequeño parque infantil que hay detrás del restaurante. Si vais con niños estos se pueden quedar jugando un rato mientras vosotros os deleitáis con las inolvidables vistas que hay en la parte delantera.
En la terraza de este restaurante se respira un ambiente clásico y elegante pero para nada snob. Ambientado con música blues, es el típico sitio en el que apetece quedarse a comer o cenar. Es el sitio ideal para una velada romántica, y es que la posición de su terraza con vistas panorámicas a Lugano y el Monte San Salvatore, es inmejorable.
Nosotros al ir con niños, no pudimos disfrutar de ese romanticismo, pero nos prometimos volver para hacer algo más que fotos espectaculares del lago. Los fines de semana de julio y agosto el último funicular sale a las 23h, así que no dudéis en venir al atardecer y disfrutar de una inolvidable cena.
Tras disfrutar de las bellas vistas desde el restaurante continuamos por un sendero que discurre justo por encima de una pequeña carretera de acceso al restaurante. El camino se dirige hacia el pueblo de Brè Paese y no reviste especiales complicaciones.
En otros diez minutos llegaréis al segundo mirador. El lugar es muy bonito y tiene vistas directas a Brè Paese y a un extremo del lago.
Desde aquí podéis continuar durante unos veinte minutos más hacia el propio pueblo. Nosotros no estuvimos, así que no os podemos decir qué tal es, pero la verdad es que desde el punto panorámico tenía muy buena pinta.
Los amantes del arte podréis visitar el museo de Wilhelm Schmid, que tiene su sede aquí.
Como os decíamos nosotros en vez de girar hacia la derecha en dirección al pueblo, continuamos subiendo hacia la izquierda para volver al punto de partida.
Justo antes de llegar a la estación pasamos por una antigua iglesia y una torre privada a la que no se puede acceder. Cuando en 1912 se inauguró el funicular hasta el Monte Brè, había un restaurante y un coqueto mirador. Hoy eso se ha perdido y la vegetación ha crecido tanto que incluso impide la visión del lago. A pesar de fastidiar la panorámica, le da un cierto aire decadente y nostálgico que hizo que nuestra visita al Monte Brè fuese una agradable sorpresa y nos dejase recuerdos evocadores.
Los que tengáis ganas de andar podéis hacer otros circuitos más largos, como volver andando hasta Lugano o incluso bajar hasta la adorable Gandria, que se asienta junto a la orilla del lago y a los pies del Monte Brè.
Precios y horarios 2016 Monte Brè
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Enhorabuena por el post!!! Suiza no deja de sorprenderme, es realmente un país fantástico.
Os dejo el link de mi blog por si queréis echar un vistazo a Berna y Thun.
Un saludo
Hola!
Muchas gracias
Le echo un vistazo
saludos
Es posible subir y aparcar en Monte Bré en coche privado?
Hola Apolinario
Ahora me matas. Creo que no, al menos para gente ajena a los servicios propios del funicular y restaurante.
saludos