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El valle de Maggia es una de esas perlas del Ticino, a menudo olvidado por otros lugares más famosos como Lugano y Locarno o como su vecino, el valle de Verzasca. Es de esos sitios que casi nadie va a leer, pero que apetece mucho escribir, por el cúmulo de sensaciones y recuerdos que nos evoca.
Si os atrevéis a seguir nuestros consejos, descubriréis un valle apenas visitado y con poco turismo, dónde el verano transcurre lenta y perezosamente entre el río Maggia, piscinas naturales, montañas escarpadas y pueblos tradicionales.
Es un valle que en las últimas décadas ha perdido a una parte importante de su población, pero en verano las familias vuelven a los pueblos a disfrutar de unas vacaciones "dolce far niente"
Ruta por el valle de Maggia
La glamourosa ciudad de Locarno, a los pies del lago Maggiore, es el punto de partida para conocer el valle de Maggia. No tiene pérdida, subiendo por la carretera que conduce al valle, pronto llegaréis a Ponte Brolla, dónde ya podréis apreciar el cambio entre Locarno y los pueblos del valle. Pero si por algo mencionamos este pueblo, es porque en las inmediaciones podréis disfrutar de unas horas de relax y diversión en el río Maggia.
Ponte Brolla
En esta zona y a la altura del puente de hierro, el río Maggia cruza enormes rocas blancas redondeadas por las corrientes del mismo. El lugar es precioso y lleno de rincones para tumbarse y disfrutar del entorno.
Las piedras está tan pulidas que se adaptan a las personas, como si fuesen tumbonas, y si no, mirad la siguiente foto. Además son tan blancas que el moreno está asegurado en pocos minutos.
Vamos, que no encontramos mejor manera de secaros de las frescas aguas del río, que en están rocas blancas y redondas que absorben perfectamente los rayos del sol.
El río, con su curso caprichoso y sus corrientes, forma auténticas piscinas naturales en la que es un placer meterse en los tórridos días de verano.
Sobre todo antes de meteros en el río, seguid al pie de la letra carteles e indicaciones sobre los peligros del mismo. Las rocas pueden ser resbaladizas, así que casi recomendamos ir descalzos para tener mejor agarre. También se tiene que tener muy en cuenta que el río puede tener corrientes muy traicioneras. Se puede pasar una jornada inolvidable, siempre y cuando no se cometan temeridades.
Se está tan bien, que seguramente un par de horas pasen volando, pero si queréis conocer parte del resto del valle, mejor continuad la marcha, como hicimos nosotros.
Aurigeno
Desde Ponte Brolla continuaréis hacia Maggia, pero antes os invitamos a desviaros hacia la izquierda para llegar al pueblo de Aurigeno. Supone un desvío de la ruta del valle, pero vale mucho la pena por el aire apacible y nostálgico que evoca el pueblo.
Situado a 341 metros de altitud, Aurigeno es un compendio de casas señoriales, la mayoría de las cuales datan del siglo XIX. El pueblo está lleno de pequeñas capillas y unas vistas preciosas gracias a su elevada posición.
Pero lo mejor de todo es la iglesia de San Bartolomeo y el cementerio que hay al lado. Es absolutamente bella y encantadora. No hay gente y es un placer pasear por sus muros y sus bucólicas capillas. Sin duda una de las estampas del Tesino que más nos han gustado.
Bosco Gurin
El pueblo más elevado del cantón, gracias a sus 1.504 metros de altitud es una joya entre los pueblos alpinos y que gracias a su aislamiento (está al final del valle) ha sabido conservar sus tradiciones tanto arquitectónicas como culturales.
Tiene la particularidad que el idioma oficial es un dialecto suizo-alemánico (el único lugar del Ticino dónde el italiano no es lengua oficial) gracias a unos emigrantes del Alto Valais. ¡No os lo perdáis!
Hacia el valle lateral de Lavizzara
A la altura de Bignasco, el valle de Maggia se divide en dos valles laterales, mucho más pequeños y estrechos dónde se puede sentir y palpar la opresión de las paredes verticales que lo flanquean. Una comarca dónde los pueblos se alzan en promontorios y dan fe de la lucha de nuestros antepasados por subsistir en un entorno natural tan duro e inhóspito.
Siete minutos después de Bignasco, una carreterita estrecha y llena de curvas se desvía hacia Brontallo, sin duda uno de los lugares más atractivos del valle.
Brontallo está situada a 716 metros sobre el nivel del mar, a los pies de un magnífico acantilado del monte Brünesc. Las casitas típicas de madera y piedra, la más antigua del s.XVI, se arremolinan entorno a la pequeña plaza central del pueblo.
Este pequeño enclave del Ticino, desprende magia por los cuatro costados. Sus casas y establos, todos orientados hacia el valle, tienen una armonía contagiosa. Algunos niños juegan en las calles de adoquines de piedra, que pronto se ven invadidos por la hierba y una vegetación que crece exuberante.
Tras dejar atrás las casas de Brontallo, podréis pasear entre las laderas de viñas que penden prácticamente sobre el vacío y disfrutar de un ambiente totalmente rural y autóctono.
Toca dejar Brontallo y adentrarnos en las profundidades del valle Lavizzara. A un cuarto de hora de Brontallo se encuentra Mogno (1.180 m), un pequeño caserío que desde el siglo XIX está prácticamente deshabitado y que se utiliza para el pastoreo.
El encanto de este adorable rincón se ve acrecentado por la iglesia de San Juan Bautista, construida en los años noventa, tras el alud que sepultó y destrozó la iglesia original, en el año 1986.
El arquitecto de la iglesia es el suizo Mario Botta, famoso por sus obras revolucionarias y vanguardistas, como en el caso de esta iglesia, cuya construcción generó mucha controversia y polémica por su atrevido y moderno diseño.
La verdad es que la iglesia tiene forma de lata cortada oblicuamente, pero sus líneas blancas y negras contrastan perfectamente con las casas tradicionales de alrededor (rustici). Por dentro es sencillamente espectacular. Sigue el mismo estilo que en el exterior y las franjas blancas y negras crean una sensación irreal y mística. Y eso que la iglesia no tiene ventanas. La luz proviene del techo acristalado y crea unos efectos luminosos sorprendentes.
Si habéis llegado hasta aquí, continuad cinco minutos más hasta Fusio, la última joya del Valle Lavizzara. El último pueblo del valle es auténtico y encantador, con algunas visitas dignas de mención como su tradicional lavadero.
Valle de Bavona y la cascada de Foroglio
Si os queda tiempo os queremos dar una última recomendación: en Bignasco dónde el valle de Maggia se divide en dos, dirigios hacia Cevio, en el valle Bavona. Sólo es un cuarto de hora de carretera, pero que os permitirá llegar a uno de los enclaves más bucólicos y auténticos del Ticino, Foroglio y la espectacular cascada de 80 metros que forma parte del mismo pueblo y que constituye una de las postales típicas de este cantón suizo.
¡Hola!! En primer lugar daros la enhorabuena por el blog tan ameno y práctico para viajar con niños, de los mejores que he leído!
Acabamos de volver con nuestra peque de 3 añitos de unas vacaciones en el Tesino, una zona de Suiza de la que apenas sabía nada hasta que encontré vuestros artículos hace unos meses y decidimos que sería el destino de las vacaciones de este año. Muchas gracias por la idea, nos hemos alojado cerca de Ascona y aparte de una excursión de un día al lago Como, por lo demás se podría decir que os hemos ido siguiendo los pasos. Excursiones por Verzasca, Maggia y el Monte Tamaro, Lugano con el monte Bré y el monte Salvatore, Morcote y las playas del lago Maggiore… ha sido un viaje genial para hacer con la niña y los tres hemos disfrutado mucho!!
Por cierto, volamos de Sevilla a Zürich y «por el camino» decidimos desviarnos un poco y pasar por Engelberg para subir a Furenalp (que también descubrimos en vuestros artículos)…¡Qué gozada!!
Un saludo y gracias de nuevo
Hola María del Mar
No sabes que ilusión nos hace tu comentario. Es muy bonito saber que hemos contribuido a que paséis unas felices vacaciones!!! La verdad es que el Tesino es muy desconocido para los españoles, y vale mucho la pena verdad?
Bueno cualquier cosa que necesitéis, nos contáis
Abrazos desde Barcelona (bueno ahora mismo de vacaciones en Asturias!!!)
Ciao!!!