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Saas Fee y el valle de Saastal tiene mucho que ofrecer al visitante pero una de las cosas más divertidas que se pueden hacer es subir en teleférico a Spielboden y darle de comer a las marmotas, ¿te animas?
Viajar a Suiza con niños es garantía de éxito por actividades como ésta en la que diversión y naturaleza van unidas de la mano. En el valle de Saastal en pleno corazón del Valais alemán, hay lugares donde los niños disfrutan de lo lindo de sus vacaciones como por ejemplo en el parque de Hohsi-Land en Kreuzboden o en el famoso tobogán de montaña Feeblitz en Saas Fee. Dar de comer a las marmotas es otra de las actividades estrella de la región y que disfrutan por igual niños y mayores.
Para poder ver a estos simpáticos roedores hay que llegar a Saas Fee, que como seguramente sabréis, es un resort de montaña libre de circulación de vehículos a motor. Así pues, el coche deberéis dejarlo en el gran aparcamiento que hay al entrar.
Al teleférico de Spielboden se llega bajando por la calle de la izquierda y que bordea el centro de Saas Fee. Cruzaremos el puente que salva la garganta de Fee y pasaremos junto al Alpine Express. Cinco minutos más tarde habremos llegado al teleférico de Spielboden y Längfluh. No tenéis que preocuparos, está todo muy bien señalizado, así que no hay pérdida.
Marmotas en Spielboden
El teleférico es bastante antiguo, de color naranja y suponemos que seguramente será renovado muy pronto, aunque os hemos de decir que todo fue perfecto y no tuvimos ningún problema los dos días que subimos.
Alcanza la cota de 2.448 m de Spielboden en unos 15 minutos y durante el mismo se pueden ver impactantes panorámicas de Saas Fee desde las alturas.
Ya antes de llegar a la estación pudimos comprobar que la zona está plagada de madrigueras e incluso ya vimos alguna marmota comiendo de la mano de una chica.
Así que salimos disparados con los niños al encuentro de nuestras marmotas. Las madrigueras están en un antiguo glaciar. Está un poco empinado pero no es peligroso.
En seguida vimos a dos bellos especímenes tomando el sol. Esto es importante ya que con buen tiempo hay más marmotas cargando vitamina C o simplemente correteando por ahí.
Como queríamos que la experiencia fuera un éxito fuimos muy bien surtidos. Porque ¿qué le gusta a las marmotas? pues éstas comían de todo, pero podemos dar fe que los cacahuetes y las zanahorias les chiflan. Las manzanas también, aunque con los frutos secos se volvían locas.
Aunque están bastante acostumbradas a la presencia humana, hay que ir despacito, hablando en voz baja y sin hacer movimientos bruscos. Son confiadas, pero al mínimo susto, se esconden en sus madrigueras.
Hay que dejarles que te huelan y que cojan confianza y acercarles la mano con comida poco a poco. No temáis por vuestras manos ni las de vuestros hijos, son totalmente inofensivas y no muerden. Las marmotas son animales muy "finos" y hasta los niños más miedosos de sienten cómodos con estos hermosos animales de unos 3 Kg de peso.
Nosotros tuvimos la suerte de toparnos con dos que comieron lo que quisieron y que se dejaron fotografiar hasta la saciedad. Cuando se cansaban se metían en un agujero y luego salían por otro.
Todos nos lo pasamos en grande, pero para los niños fue algo inolvidable y lo recuerdan como uno de los highlights de nuestras vacaciones en el Valais suizo.
Si con las fotos aún no veis claro que sea tan fácil ver y dar de comer a estos simpáticos animalitos os dejamos este par de videos para que os acabéis de convencer.
[youtube height="HEIGHT" width="WIDTH"]https://www.youtube.com/watch?v=_jP2Ttup7KY[/youtube]
[youtube height="HEIGHT" width="WIDTH"]https://www.youtube.com/watch?v=x40CGe3Uv1Y[/youtube]
Hacia las cumbres glaciares en Längfluh
Nos lo estábamos pasando genial, pero queríamos subir a Längfluh, a 2.870 m de altitud para contemplar de cerca las cumbres de nieves eternas que dominan Saas Fee.
En apenas 3 minutos llegamos desde Spielboden. El día era precioso con un cielo azul intenso salpicado con alguna nube blanca. Vamos, el día soñado para visitar la montaña y con un paisaje descomunal ante nosotros.
Desde esta privilegiada atalaya pudimos admirar la majestuosidad del glaciar Fee con sus hielos eternos. La panorámica abarca también hacia el macizo de Mischabel con el Dom (4.545 m.) como montaña más alta del macizo y la segunda de toda Suiza tras la Punta Dufour (Monte Rosa).
Los niños aprovecharon la ocasión para tirarme varias bolas de nieve mientras nosotros disfrutábamos del entorno.
Nos quedamos con las ganas de tomar algo en alguna de las hamacas del restaurante. El día era espléndido y una pausa no hubiera ido mal, aunque con los dos enanos por ahí deambulando hubiera sido difícil igualmente.
Que chulada de sitio!! Dirás que a os niños les encantó pero creo que a mí me haría la mismailusión que a ellos.
Me ha encantado. Me lo anoto para cuando vaya por la zona.
Saludotes ;)
Hola Helena!!! bueno a nosotros también nos encantó que había palos para ponerse cerca de las marmotas… :)
Un abrazo!