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La Suiza oriental te puede deparar sorpresas como el increíble prado alpino de Tombal a tan sólo una hora y cuarto de ascensión desde Soglio. La Engadina tiene eso, paisajes increibles, con poca intervención del hombre, y en los que puedes pasear prácticamente solo aun en temporada alta.
La sensación que se experimenta al llegar a Tombal es la de estar a las puertas del cielo, en un extenso prado de hierba verde con las moles montañosas justo enfrente tuyo. Es una sensación poderosa, casi divina. Es sin lugar a dudas uno de los lugares más desconocidos y al mismo tiempo mágicos de los Alpes.
El recorrido empieza el el precioso pueblo de Soglio, en pleno Valle de Bregalia, casi en la frontera con Italia. Desde la plaza de Soglio, justo delante del Hotel Palazzo, hay que tomar un estrecho callejón que parte a la izquierda del hotel que empieza a ganar a altura entre muros de piedra. Se desemboca en un camino recto durante 200 metros y encontramos un cartel que indica Tombal y Plan Vest a la derecha. El estrecho camino se enfila constantemente hacia la derecha con unos desniveles muy fuertes. El ascenso es muy duro, por un estrecho camino que hay que ir con cuidado, pero que tiene su primera recompensa, cuando poco antes de llegar a Tombal, hay un banco encarado a los tejados de Soglio, regalando una vista de ensueño
A partir de aquí sólo hay que subir por los prados ondulantes hasta llegar a un granero de piedra (el segundo edificio desde el banco), girar a la izquierda (hay una señal para continuar a Plan Vest). Enseguida llegamos a Alp Tombal con un conjunto de unas 10-12 edificaciones (cabañas y graneros) en medio de un entorno inimaginable, solitario y místico.
Cabe la posibilidad de continuar hasta Plan Vest, otro pequeño prado alpino con vistas espectaculares. Está a 1 hora y 270 metros de desnivel positivo de Tombal.
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