Tabla de contenidos
El Eiger continuaba inaccesible para el hombre tras la tragedia de Mehringer y Sedlmeyer en 1935, pero el hombre es aventurero, terco o quizás soberbio y es por ello que a pricipios de julio dos excelentes escaladores austriacos de la Escuela de Viena, Angerer y Rainer atacan la pared norte y tratan de superar los obstáculos de sus malogrados predecesores. Las dificultades meteorológicas de esos días les obligaron a vivaquear por debajo del muro rojo (Rote Fluh). Ante la imposibilidad de seguir avanzando, descendieron a su campamento en Kleine Scheidegg el 7 de julio de 1936. Su intención era esperar a que el tiempo mejorase y volver a acometer el ascenso. A pesar del primer intento fallido respondieron con humor a las preguntas de la prensa sobre las condiciones climatológicas adversas. "No, no, el vivac no fue tan espantoso. ¡Si sólo nos mojamos un poquito!
Si te perdiste la primera parte clica aquí
Mientrastanto llegan al campamento dos bávaros de 23 años: Andreas Hintertoisser y Toni Kurz en medio de una gran expectación de la prensa europea por ver quién es el primero en escalar la norte del Eiger y de la rivalidad de las naciones europeas por proclamar a su particular héroe.
Así el 18 de julio de 1936 y con el tiempo despejado los dos bávaros y los dos austriacos inician la escalada en cordadas separadas para unirse en una sola cordada de cuatro debajo del Muro rojo, dónde vivaquearon los austriacos a principios de julio.
La primera empresa seria en la que se ven inmersos los 4 escaladores es conseguir llegar al primer nevero, cosa que consiguen gracias a Hintertoisser, que con la técnica del péndulo consigue salvar un trecho de pared horizontal lisa e inescalable. Una vez han pasado los cuatro, retiran la cuerda ya que no consideran necesario mantener ese paso para la vuelta.
La multitud que se congrega con sus prismáticos y telescopios en la terraza del hotel Bellevue contemplan con asombro como suben los cuatro con una rapidez nunca vista hasta entonces. Mientras Kurz e Hintertoisser ascienden veloces hacia el segundo nevero por encima del muro rojo, Rainer y Angerer parece que tienen dificultades y han ralentizado su marcha. Seguramente una piedra de los numerosos desprendimientos que hay en la pared alcanzó en la cabeza a Angerer hiriéndole.
Ante este problema los escaladores alemanes tiran una cuerda a los austriacos para que suban y vivaquean en un pequeño nido de roca por encima del muro rojo. El alba del 19 de julio trae pocas novedades. Los cuatro siguen ascendiendo por el segundo nevero a un ritmo menor que el día anterior pero con paso firme y seguro a pesar de la herida de Angerer. Por la tarde deciden hacer vivac justo por debajo del vivac de la muerte dónde perecieron Mehringer y Sedlmeyer.
El lunes 20 de julio a las 7h se preparan para continuar ascendiendo hacia la cima. La noche ha tenido que ser dura, a más de 3.000 metros de altura, con temperaturas bajo cero y en un espacio en que apenas cabían los cuatro. A eso hay que añadir las condiciones precarias de Angerer. De nuevo Kurz e Hintertoisser toman la delantera y avanzan los primeros, pero los espectadores que se apiñan abajo ya ven que sus dos compañeros austriacos no les pueden seguir. También contemplan como los bávaros dan media vuelta y deciden volver para rescatar a sus compañeros de cordada. Decidieron renunciar a su sueño de coronar la norte del Eiger por rescatar a unos colegas.
El descenso por el segundo nevero es muy rápido, pero pierden mucha velocidad al pasar por el resalte de roca camino al primer nevero. Vuelven a verse obligados a vivaquear por tercera vez. Las fuerzas empiezan a escasear, más si tenemos en cuentan que cargan con un herido con cada vez menos movilidad.
El cuarto día, martes 21 de julio lo inician con las ganas y la fe de llegar abajo sanos y salvos. La lucha contra la cara norte ya no es por se los primeros en escalarla, ni por la aventura, el éxito o la fama, sinó por la supervivencia, por poder llegar a casa y abrazar a sus seres queridos. Ante ellos más de 900 metros de caida vertical, pero sólo queda atravesar el primer nevero, la fisura difícil y la travesía Hintertoisser. El ansia de vivir les hace superar el primer nevero muy rápido, pero la gente abajo, sólo ve a tres hombres. Bancos de niebla empiezan a aparecer y estalla una de las temidas tormentas de la norte del Eiger. El zumbido de los continuos desprendimientos de roca es aterrador, el siniestro sonido de los aludes de nieve que barren continuamente la pared hacen temer lo peor a los espectadores. El infierno se ha desatado allá arriba pero el ansia de vivir de estos hombres es más fuerte y en un breve momento que el cielo vuelve a dar una tregua, la gente grita de alegría cuando ve a los cuatro hombres aún vivos, aunque Angerer parece derrotado y carente de fuerzas.
Llega el momento clave para la supervivencia de los cuatro hombres: la travesía Hintertoisser que a la ida tan magistralmente salvase el gran Andreas. Ahora tiene que volver a poner el clavo, pero la pared ya no está como antes ni él mismo tiene la fortaleza del principio. Sus mermadas fuerzas y el hielo que cubre la roca hacen imposible sus esfuerzos por establecer el camino de vuelta. Lo intenta tercamente pero la cara norte del Eiger ya ha dictado sentencia.
Está a punto de comenzar la heroica resistencia de Toni Kurz, en lo que se considera una de las mayores epopeyas del montañismo.
Clica aquí para acceder al emocionante y dramático desenlace en la tercera parte
Quien quiera profundizar más en esta historia recomiendo encarecidamente la lectura de La Araña Blanca de Heinrich Harrer. También es muy recomendable la película basada en la historia de Kurz y sus compañeros: Nördwand (Cara Norte).
Deja una respuesta