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Las cataratas de Reichenbach están a las afueras del pueblo de Meirigen (595 m). En ellas Sir Arthur Conan Doyle puso fin a las aventuras de su personaje más carismático, Sherlock Holmes, que se precipitó por el salto de agua de 250 m junto a su archienemigo, el Profesor Moriarty.
Ser el escenario de la muerte (aunque luego lo resucitó debido a la presión popular) de unos de los personajes literarios más famosos de la literatura británica, ha hecho que Meirigen crezca al abrigo de esta fama y que podamos encontrar estatuas conmemorativas e incluso calles como Baker Street.
Meirigen también es famosa por ser la cuna de los merengues (no nos referimos a los aficionados del Real Madrid) sino al famoso dulce que creó el confitero italiano Gasparini hace unos cuantos siglos.
Funicular de Reichenbach
Aunque se puede llegar andando a las cataratas de Reichenbach, es mucho más rápido y cómodo hacerlo en el funicular de la compañía Grimselwelt, que también gestiona otras maneras de subir a lugares increíbles cómo el funicular de Gelmer o el teleférico de Trift
Se trata de un funicular monovagón de madera rojo que es una réplica exacta del primer funicular que subió a las cascadas de Reichenbach, allá por el año 1899. El trayecto dura apenas 10 minutos y cruza un precioso bosque mientras gana altura rápidamente. A medio camino la única vía se bifurca para que pueda pasar el funicular que realiza la bajada.
La verdad es que la sensación de estar en el siglo pasado es bastante intensa gracias a la nostalgia que evoca el funicular, por no hablar de que en tu subconsciente están todo el rato los personajes Holmes, Moriarty y Watson.
Las cataratas de Sherlock Holmes
Tras salir del funicular, escucharéis el ruido de la cascada de agua, que es atronador. Por si fuera poco en esta sección inicial del camino, conviene pasar rápido si no queréis acabar empapados, aunque cuidado, porque el suelo está muy mojado y resbala mucho. Si queréis hacer fotos, mejor llevar una cámara acuática o cubriros con un paraguas. De todas maneras, no hay motivo para alarmarse, ya que hay plataformas y miradores para hacer bellas fotos de Reichenbach.
El camino cruza un bosque y va subiendo gradualmente y da un rodeo para en quince minutos aproximadamente llegar al primer mirador desde donde hay una espectacular vista de la catarata.
Es una subida corta y perfectamente accesible para niños pequeños, aunque olvidaros de carritos de bebé. Coged una mochila.
El camino sigue subiendo pasando por otras plataformas y cada vez se acercan más a los diferentes saltos de agua que hay (siete en total), hasta cruzarlos definitivamente. Desde el último mirador subiremos durante cinco minutos por el sendero hasta cruzar la carretera y seguiremos subiendo por unas escaleras hasta el hotel Zwirgi. En su terraza podréis contemplar unas fantásticas vistas del valle de Hasli.
Aunque hay numerosas y fantásticas atracciones en el Berner Oberland, las cascadas de Reichenbach tienen la ventaja de que su visita es muy barata. Además tienen las impresionantes gargantas del Aare justo al lado a las que es posible acceder gracias a un ticket combinado.
Con todo el tema de Sherlock Holmes pensábamos que no serían para tanto y que probablemente fuera una turistada. Nada más lejos de la realidad; si Doyle las escogió para ser uno de los escenarios de su libro, fue por la espectacularidad y belleza de estas cascadas.
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