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Interlaken está custodiada por dos grandes lagos: el de Thun y el de Brienz. El primero es el más conocido, con famosas montañas como el Niesen o el Harder Kulm y con las vistas de los poderosos y archiconocidos cuatro miles: Jungfrau, Eiger y Mönch. El lago de Brienz no tiene en principio tantos atractivos turísticos, pero una cosa es que no esté tan publicitado y otra que no sea bello. Estamos ante una zona mucho menos concurrida que la anterior, cuyos pueblos son un bonito remanso de paz y dónde los atardeceres en la ribera del lago son inolvidables.
Y es que sus pueblos nos ofrecen eso: tranquilidad, belleza, bucólicos embarcaderos, paseos por la ribera del lago, en definitiva la felicidad de las vacaciones y el estar lejos del ruido de trenes, teleféricos y grandes montañas.
Una opción insuperable es ver los paisajes del lago de Brienz desde un romántico barco. Con el billete podréis subir y bajar tantas veces como queráis en el trayecto que va de Interlaken y Brienz. Así podréis admirar las cascadas de Giessbach o bajar en el adorable Iseltwald o en el encantador pueblo de Brienz. Además sólo tienes que llevar tu billete en el móvil para subir a bordo y encima hay cancelación gratuita hasta solo 48 horas antes. Puedes reservar tu billete aquí
- Iseltwald: Este pueblo totalmente desconocido para el turismo que llega a Interlaken es una verdadera delicia para los sentidos. Cuando llegas tienes que aparcar en la parte alta del pueblo ya que en su interior sólo pueden circular los vecinos del pueblo, con lo cual, apenas hay tráfico. Un precioso camino que cruza a través de chalets y casitas desperdigadas lleva al centro del pueblecito que está junto al embarcadero.
Este paseo de apenas 5 minutos es de una increíble belleza. El contraste de colores de los tejados naranjas, el verde oscuro de las montañas, el verde claro de los prados y sobre todo el azul turquesa del lago te cautiva desde el primer momento y ya te anticipa que vas a llegar a un lugar especial.
El primer día que visitamos este encantador pueblo estaba nublado, aunque en el último momento del atardecer el sol luchó por regalarnos sus últimos rayos antes de ocultarse entre las montañas.
Nos gustó tanto que decidimos volver otro día, y lo hicimos una tarde en la que necesitábamos alejarnos del mundanal ruido y dejar a nuestros pies reposar unas horas.
La tarde elegida era un precioso día de verano suizo, la temperatura era ideal, y el cielo una maravilla. En el embarcadero un joven tomaba el sol y se lanzaba al agua para refrescarse. Algún turista desperdigado leía sentado en un banco y cada cierto rato un barco llegaba al embarcadero componiendo una imagen de postal.
Era una tarde ideal para bañarse y disfrutar del calor de los rayos del sol. El agua estaba fresca, tirando a fría, pero era ideal para quitarte todo el cansancio acumulado. Martina también se apuntó y se lo pasó en grande.
Justo al lado del embarcadero hay un pequeño parque del cual os costará iros si vais con niños, ¡vamos lo de siempre!
- Brienz: Habíamos leído que era la patria de las esculturas de madera y que algo tan turístico propiciaba que hubiese muchos visitantes. Nosotros fuimos en pleno agosto y tuvimos la suerte de hacerlo a última hora de la tarde así que no nos cruzamos con casi nadie.
Aparcamos junto a la estación y cruzamos para disfrutar del paseo que discurre por la ribera del lago. Estuvimos paseando un buen rato admirando estatuas, flores, casas y agradables rincones junto al lago. Una lancha cruzaba el lago con unos turistas y pensamos que hubiera estado bien disfrutar de la puesta de sol desde el centro de lago degustando una copa de vino blanco. ¡Nos lo apuntamos para la siguiente ocasión!
La tarde llegaba a su fin y seguimos caminando buscando una parte del pueblo dónde se dice que está el callejón más bonito de Europa, el Bruhngasse. Al final lo encontramos y aunque quizás semejantes etiquetas turísticas puedan ser una exageración, la verdad es que era precioso y encantador. No había nadie y pudimos admirar las casas de madera del s. XVIII repletas de flores y con cientos de detalles que le daban un sabor especial al lugar.
Por el camino pudimos comprobar cómo realmente Brienz es el epicentro mundial de las tallas de madera e Isa se quedó con las ganas de entrar en alguna tienda, pero a esas horas ya no quedaba ninguna abierta, y es que a las siete de la tarde en Suiza ya están cenando.
Fue la última visita que realizamos después de pasar dos intensas e inolvidables semanas en esta fantástica región de Suiza, Brienz fue un maravilloso punto y final para nuestras vacaciones.
Pues parece que colorín colorado el viaje a Suiza se ha acabado. A ver con qué nos sorprendes ahora…
Por cierto, seguro que las fotos están hechas con una Nikon? Son realmente fantásticas y parecen estar hechas con una Canon… ;-)
Un abrazo.
Ja ja ja
No lo he acabado aún, pero queda poco si…
Te voy a dar yo a ti Canon… :)
Hola, seria posible conocer esos pueblos en un dia cada uno ? :D
Hola Guillermo.
Son muy pequeños, en una tarde haces los dos tranquilamente
saludos
Hola, muchas gracias por compartir. Quería saber si es fácil aparcar la autocaravana para poder disfrutar de esta maravilla y si sacando la tarjeta siwss pass el billete de barco para ir a lucerna es válido. Gracias!!
Hola Fanny
De nada!!!
Respecto a la autocaravana, si no tienes que tener problema para aparcarla por ejemplo en Brienz o Iseltwald.
Respecto a la Swiss Pass si que te sirve para viajar en barco tanto en el lago Lucerna como en el lago de Brienz o Thun.
Ya me cuentas
Ciao