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Castellfollit de la Roca es una singular localidad de la comarca catalana de la Garrotxa y que debido a su tamaño y ubicación es uno de los pueblos más bonitos de España.
Con apenas 1 Km2 es el pueblo más pequeño de Girona y el segundo de Cataluña y es una de las puertas de entrada al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, un territorio volcánico único en la Península Ibérica y dónde las coladas de lava han moldeado una comarca de enorme belleza.
Su singularidad hace que sea uno las visitas obligadas en la Garrotxa.
El pueblo está situado en un risco basáltico de 50 metros de alto por casi 1 Km de largo y es una de las postales típicas de Cataluña que todo el mundo quiere fotografiar.
Cómo llegar a Castellfullit de la Roca
Desde Barcelona se puede llegar por la autopista AP-7 hasta Girona y luego la C-66 hasta Besalú y la N-260 desde Olot a Castellfollit de la Roca. También se puede acceder por eje transversal, la C-17 hasta Vic para luego continuar por la C-37.
Si no disponéis de coche y queréis conocer Castellfollit y las atracciones más importantes de la Garrotxa podéis contratar una excursión que parte de Girona y que visita además los increíbles pueblos medievales de Besalú y Santa Pau y el impresionante volcán de Santa Margarida con la famosa capilla que hay en medio del cono volcánico.
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Qué ver en Castellfollit de la Roca
La visita empieza por la parte moderna del pueblo, junto al parquing gratuito. Aquí podéis ver la curiosa torre del reloj que está situada junto al ayuntamiento y el peculiar Museo del Embutido, dónde podréis aprender sobre su producción y disfrutaréis de una degustación. El museo es gratuito.
En seguida enfilaréis la calle Mayor que prácticamente es la única del pueblo. Esta es la típica calle medieval, de suelo empedrado y con casas de piedra volcánica en los flancos. No esperéis encontrar tiendas de souvenirs ni nada por el estilo, y aunque es un pueblo muy visitado y suele haber gente, el lugar es muy auténtico y real.
El carrer Major acaba en la bonita Iglesia de Sant Salvador, del siglo XIII, aunque con diversas modificaciones que se han ido produciendo a lo largo de los siglos. Su aspecto actual es de un estilo renacentista tardío. Se puede subir al campanario para poder admirar bonitas vistas.
Panorámicas que también podréis obtener desde el mirador Josep Pla, en la parte trasera de la iglesia y que está situado en el extremo del risco basáltico.
Para poder admirar el risco basáltico y hacer las clásicas y espectaculares fotos de Castellfollit hay que bajar por un camino que parte a la derecha de la iglesia. Es una bajada pronunciada con un suelo empedrado no apto para carritos de bebés o personas con sillas de ruedas. Aunque es rápido y sencillo se requiere una mínima condición física ya que la subida es muy corta pero intensa.
Por el camino pasaréis por el antiguo puente medieval que salvaba el río Toronell y que ahora data de principios del siglo XX y en seguida llegaréis a lo que se conoce como la pasarela, el puente que cruza el río Fluvià y desde el cual hay unas vistas majestuosas del risco basáltico y del mirador Josep Pla.
Mucha gente se da la vuelta aquí, pero nosotros os recomendamos que crucéis el puente totalmente y vayáis a dar un simple paseo de 15 minutos para ganar una perspectiva más frontal del puente. Pasaréis por una zona de esclusas y canales que alimentan de energía un par de fábricas cercanas y pasaréis junto a los huertos de los habitantes de Castellfollit.
Desde esta zona podréis contemplar y fotografiar el risco basáltico a vuestro antojo. Éste se le conoce como la Cinglera de Castellfollit y cómo podéis apreciar en las fotos es mejor no visitarla al mediodía ya que tendréis el sol de cara.
Es el lugar ideal para contemplar el tamaño del risco que tiene más de 200.000 años de antigüedad y que está modelado por las aguas de los ríos Fluvià y Toronell.
El basalto es la roca que surge y se forma de la colada de lava, en este caso de dos coladas de lava superpuestas que venían de Batet de la Serra de Olot y la otra de los volcanes de la zona de Sant Joan les Fonts.
Para las personas con movilidad reducida y una vez visitado la parte alta del pueblo, podéis coger el coche y coger la carretera N-260 que pasa justo por debajo del risco basáltico y hacer las fotos desde allí.
Los aficionados a la historia bélica no pueden dejar pasar la oportunidad de visitar el Museo de Vietnam, una colección única en toda Europa y que alberga todo tipo de material, fotos, armas, vestuario y banderas del conflicto armado más cruento de la segunda mitad del siglo XX. Es un rara avis que no os decepcionará. Está ubicado en la parte más moderna de Castellfollit, junto a la Plaza Mayor.
Castellfollit de la Roca es una parada obligatoria para todo aquel que visita la Garrotxa, perfecto para complementar con la visita a los volcanes de la Garrotxa y así entender más sobre este espectacular fenómeno natural.
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