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Bosa ha sido toda una sorpresa en nuestra escapada a Cerdeña. Aprovechando que nuestro vuelo salía por la noche, fuimos a conocer esta pequeña ciudad antes de abandonar la isla.
Llegar a Bosa desde L'Alguer
Para llegar a Bosa lo normal es hacerlo desde L'Alguer, ciudad situada en el extremo noroccidental de la isla y que tiene aeropuerto con numerosos vuelos low cost desde España.
Los aproximadamente 50 Km que hay entre L'Alguer y Bosa son recorridos por una sorprendente y soberbia carretera panorámica, la SP109, que en su mayoría discurre junto al mar.
Una carretera plagada de curvas tras las cuales se abren paisajes magníficos y es que esta parte del litoral sardo es muy verde, producto de la macchia (bosque de arbustos bajos) que cubren prácticamente la totalidad de las montañas.
El contraste con el intenso azul del mar Mediterráneo es inolvidable. Es una carretera ideal para los amantes de la conducción y para los moteros, que además tiene múltiples zonas para parar y disfrutar con calma de estos maravillosos escenarios naturales.
La última playa que hay a la entrada a Bosa es preciosa y sin duda es un digno colofón a esta espectacular carretera.
El centro histórico de Bosa
Tras una hora de coche llegamos a Bosa y lo primero que pudimos ver fue su precioso paseo junto al río Temo desde dónde se puede admirar la imagen más bonita de la ciudad: su imponente castillo dominando las coloridas fachadas de las casas de la ciudad.
El río es salvado por un par de puentes que te permiten cruzar a la otra orilla, dónde están los antiguos talleres de los curtidores de cuero. Es una zona muy bonita y fotogénica. Algunas terrazas permiten probar especialidades de pescados con las magníficas vistas del pueblo y su castillo.
Tras esta magnífica carta de presentación llegamos a la piazza della Constituzione dónde hicimos un alto en el camino para comer.
Los toldos de las terrazas no desentonaban con la preciosa fuente que había en plaza. Comimos unos simples espaguetis al pomodoro y una pizza, pero que en Italia saben hacer tan bien. No obstante, pasead un poco y si podéis, alejaros de esta plaza, seguro que encontraréis algún rinconcito más bucólico y menos turístico, para degustar un buen plato italiano. A nosotros no nos dio mucho tiempo de buscar ya que el avión salía el mismo día y aún queríamos profundizar en nuestra visita histórica del pueblo. Así que comer bien no era nuestra prioridad, pero lo dicho, si podéis, rebuscad un poco.
Tras comer dejamos atrás los espacios urbanos más anchos para adentrarnos en la Bosa más callejera.
Calles muy estrechas dónde apenas pasaba la luz del sol y dónde se podían apreciar las clásicas escenas costumbristas de este tipo de ciudades: ropa colgando de las ventanas, viejas motos aparcadas junto a los portales o cestos de mimbre colgados de las fachadas.
El castillo de Bosa
Tras caminar sin rumbo por las callejas de la ciudad, y debido a la calor que hacía a esa hora del día, cogimos el coche para subir al castillo de Malaspina, cuya antigüedad se remonta al s.XII aproximadamente.
Desde fuera su aspecto es de fortaleza inexpugnable, rodeada de montañas y mesetas.
Tras pagar la entrada, el castillo no tiene mucho que ofrecer salvo la capilla que está situada en el centro y consagrada a Nostra Signora de Regnos Altos y sobre todo el magnífico camino de ronda desde el cual se obtienen excepcionales vistas de Bosa, su río y el mar.
Sólo por esto vale la pena subir y pagar la entrada no demasiado cara del castillo.
Tras ver el castillo, volvimos otra vez por la magnífica carretera costera para pasear un poco por el Alguer antes de despedirnos de Cerdeña.
El sitio tiene una vistas espectaculares!
Hola José María
La verdas es que si, y desde el castillo también hay unas panorámicas soberbias.
Saludos y gracias por visitarnos
Si tienes alguna duda de cómo llegar nos avisas
Saludos