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Kinderdijk es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Con esta manera tan contundente y directa de empezar el artículo, queremos poner en relieve la importancia de este sitio por su valor cultural, natural, paisajístico e histórico. Pero en lo que a emociones se refiere, que es lo que realmente importa a la mayoría de los viajeros, os podemos asegurar que os iréis de aquí con un recuerdo imborrable.
Los 19 molinos que actualmente componen la estampa de Kinderdijk os llevarán a la Holanda más clásica y más auténtica y sobre todo os llevarán a la esencia de este país que durante alrededor de mil años lleva luchando contra el mar y se aferran, irredutibles, a su trocito de tierra.
En cierta manera recuerdan a los galos de Asterix y Obelix, y es que se ha de tener mucho ingenio, fuerza y coraje para mantener al agua a raya.
En Kinderdijk veréis las clásicas imágenes de postal de Holanda y entenderéis esta eterna lucha entre el mar y el hombre. Por supuesto, los aficionados a la fotografía viviréis una jornada emocionante e inolvidable y es que si no queréis a entrar a ningún molino no tenéis porque pagar entrada alguna, con lo que podéis ir al amanecer o al anochecer, cuando las condiciones de luz son únicas.
Cómo llegar a Kinderdijk
Kinderdijk está al lado de Rotterdam, de hecho hay ferries que llegan hasta aquí desde la ciudad. Si vais en coche, podéis seguir la autopista A16 y luego la A15 o bien cruzar el río gracias a un transbordador que hay a la altura de Krimpen y que cuesta unos 5 € por trayecto.
Molinos de Kinderdijk
Cuando saquéis la entrada, entraréis por la avenida de los molinos y realmente es lo que parece, estos Campos Elíseos a la holandesa consisten en un camino y un carril bici flanqueados a la derecha por los polders de Nederwaard y a la izquierda por los de Overwaard. A ambos lados los molinos se van sucediendo y componiendo un paisaje magnífico y típicamente holandés.
Nosotros de momento iremos dirigiendo nuestra mirada hacia la derecha, hacia los molinos de viento de Nederwaard. Ocho componen esta parte de Kinderdijk y fueron construidos en ladrillo en 1738.
Tras andar menos de diez minutos y tras cruzar un bucólico puente podremos entrar en el molino museo. Su interior evoca los años 50 y la vida en esa época. Destaca las camas empotradas y la cocina comedor, único punto del molino que se mantenía caliente.
Las vistas desde aquí son preciosas ya que nuestra mirada abarcará gran parte de los molinos de Kinderdijk.
Nuestra sugerencia es que volváis a cruzar el puente y paséis por otro pequeño puente que hay a la izquierda y que lleva a los molinos de Overwaard. Nada más hacerlo os encontraréis con un precioso ejemplar que asoma por la frondosa vegetación que crece a orillas del canal.
Podéis seguir andando durante cinco minutos más por este camino hasta llegar al pequeño embarcadero dónde un pequeño barco recoge a la gente que quiere conocer desde el agua este precioso lugar ( 5,5€ el billete para los adultos para un viaje de media hora).
Desde este punto también tendréis una soberbia vista del conjunto de molinos y sobre todo del molino Blokker Wipmolen, el molino que destaca entre los demás gracias a su peculiar forma.
Situado en la prolongación de los canales de la cuenca de drenaje, está elevado sobre una base de mampostería, y según los estudiosos, data del s.XVI. Las tejas recubren la parte inferior, mientras que la madera negra es el material utilizado en la parte superior.
También se puede visitar y ver al molinero y a su mujer, que preparan la cena mientras los últimos visitantes entran y salen a su antojo del molino. Tienen animales pequeños, lo cuál es siempre es un atractivo para los más pequeños y zuecos de madera de varias tallas para que grandes y pequeños puedan probar el típico calzado holandés.
Al volver y al lado contrario de la taquilla, podéis visitar el centro de visitantes Wisboom. Desde la terraza podéis comer o tomar un café mientras admiráis los molinos a lo lejos. Justo al lado también hay una estación de bombeo que se puede visitar para entender mejor el funcionamiento de todo este sistema de molinos, cuencas de drenaje, acequias y esclusas.
Kinderdijk es la contrapartida de Zaanse Schans, que aunque también es precioso, está más preparado para el turismo de masas y dónde las tiendas, muy monas sí, pueblas los alrededores de los molinos. La belleza de Kinderdijk reside en la fusión entre molinos y entorno natural. Tierra ganada al agua, esclusas, canales, hierba fértil, y aspas girando veloces haciendo que cerremos los ojos y dejemos volar la imaginación.
Hola por lo que leí la única opción es el ferry agradecería más información . Planeo visitar Holanda en abril 19 y estoy leyendo tu agradable página. Mi programa por compromiso son 3días y 2 días Bruselas . Recién estoy armando el viaje y tus consejos me vendrían muy bien
Hola Alejandro
Perdona el retraso en contestar, pero estaba de vacaciones.
Respecto a tu pregunta, se puede llegar sin coger el ferry, creo, lo que pasa que nosotros lo tomamos ya que por el sitio que fuimos teníamos que cogerlo para cruzar el río o dar toda la vuelta. El precio por cruzar era muy barato, ya que apenas son 5 minutos.
Una opción muy cómoda es coger el waterbus si vas desde Rotterdam. Te deja en Kinderdijk en media hora.
Si tienes más dudas de la ruta por Holanda, me avisas
Saludos
Sergio
Buenas Isa y Sergio ,
podemos ir por nuestra cuenta en coche? se puede aparcar por allí fácilmente?
muchas gracias
Hola Ana
Sí podéis. Nosotros fuimos y se puede aparcar, aunque la verdad no recuerdo dónde lo hicimos, pero vamos que no era tan visitado como Zaanse Schans, y si vas por la tarde mejor, menos gente y mejor luz para las fotos.
Ya nos contarás
Sergio