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París es de esas ciudades a la cuales no te importa volver. Es nuestro caso, allí hemos hecho turismo, he celebrado el fin de año y hasta le pedí matrimonio a mi mujer. El pasado verano volvíamos a París, pero esta vez acompañados de Martina, nuestra primera hija. Eurodisney nos esperaba y ante la avalancha de emociones y cansancio que nos esperaba decidimos llegar un día antes para empezar la aventura Disney descansados y llenos de energía.
Pero nuestra mente enferma de viajar no nos permitió descansar, hacer una siesta y acostarnos pronto, no! No podíamos dejar de pensar que estábamos a 40 minutos en tren o coche de la ciudad de la luz y que era un sacrilegio no visitarla. Así que nos dispusimos a presentar París y sus encantos a Martina.
Nosotros estábamos alojados en un hotel del extrarradio de Eurodisney aunque también podríamos haber optado por la inmensa oferta de hoteles en París.
Cogimos el coche, me apetecía conducir por las calles parisinas y en perspectiva lo recomiendo, ya que en pleno mes de agosto hay mucha gente de vacaciones y se puede circular muy bien. Eso si! nos ayudó el hecho de que ya conocíamos la ciudad y por tanto la orientación no fué difícil.
Llegando a las 17h, no tienes ni para empezar con París, pero al menos si que es suficiente para quitarte el mono de esta maravillosa ciudad, máxime cuando ya has estado otras veces y no tienes necesidad de ver todo los puntos calientes de la ciudad.
Al entrar por Bercy, lo primero con lo que topamos fue la soberbia catedral de Notre Dame. Pocas palabras hay para describir la grandeza arquitectónica e histórica que alberga esta obra de arte. Nos hubiera gustado volver a subir para ver de nuevo las gárgolas y admirar las vistas, pero con tan poco tiempo era absurdo. Nos dimos por satisfechos haciendo fotos por los alrededores y dejando que Martina aprendiese a usar la Nikon.
Saciada nuestra sed de Notre Dame, decidimos saciar nuestros estómagos y que mejor que el Barrio Latino. Encantador y lleno de ambiente, es fácil comer por poco dinero. Crepês y Kebabs por apenas 8 o 9 € y cenamos a la francesa los tres.
Después de cenar queríamos coger un barco por el Sena, pero una vez más, la falta de tiempo nos hizo desistir y es que queríamos enseñarle a Martina la magia de la Torre Eiffel. Al llegar a los Campos de Marte, muchos parisinos hacían picnic en el césped y aunque luego cayó un chaparrón de verano, entiendes perfectamente lo que debe ser estar comiendo con los amigos un sábado de verano con la magnífica obra de Gustav Eiffel como telón de fondo.
Después de pasear un rato nos fuimos a Trocadero para prepararnos para el majestuoso espectáculos de luces de la torre. Allí hicimos videos, fotos y disfrutamos mucho viendo como a Martina le brillaban los ojos de emoción. Luego quisimos subir a la Torre Eiffel, pero un ascensor estaba estropeado y las colas eran kilométricas, así que decidimos dejarlo para otra ocasión, porque a París siempre vuelves.
Eran pasadas las once de la noche y al día siguiente teníamos que madrugar para la locura de Disneyland París, no habíamos descansado nada, pero os aseguro que tampoco lo hubiéramos hecho en el hotel pensando en que teníamos este mito de Europa a sólo 40Km y que no la íbamos a visitar.
Siempre he oído que París es una buena ciudad para ir con niños. De hecho, París es un buen destino para todo tipo de viajes, verdad? :) Disneyland + Paris fue mi primer «gran» viaje con mis padres, cuando tenía 7 años, y lo recuerdo con mucho cariño.
Pues volví este año pasado a París (aunque sólo un fin de semana) pero es verdad que es una ciudad de la que nunca te cansas.
Como dices, es impensable estar tan cerquita y no acercarte a ver alguno de sus símbolos.
Un saludo ;)
Hola Helena, si es así, es que hay tanto para ver. El primer viaje que hicimos fue a París de camping… y a lo tirado… y recuerdo que aluciné e incluso el primer día me sobrecogió lo grande que era. No paraba de comparalo con Barcelona.
Muchas gracias por comentar.
Roser!
Nunca más has vuelto a París? pues deberías deberías.
a Eurodisney fui un poco a la defensiva, y bueno está bien, con Martina lo disfrutamos aunque sea una máquina de hacer dinero está todo muy bien montado, pero se pasan de caro!
La verdad es que una de las ciudades más hermosas y romanticas del mundo merece una vista pausada. Yo estuve tan sólo una noche y me encantó, pues fue una visita relámpago por motivos de trasbordo en mi viaje a Cuba.
Buena foto del cielo de Eiffel!!!
Buen post!!
Abrazos
hola Antonio!
Gracias por comentar y bienvenido. Ya tienes tiempo de comentar? ja ja ja si no debes dormir mucho… :D
Si la Torre Eiffel, parece mentira como algo tan turístico es tan bonito. A veces el ser humano también hace cosas bonitas.
Un abrazo
Buen post! Como tu dices, París es ideal para ir con niños porque tiene una gran oferta de actividades y gastronomía… Fue uno de mis primeros viajes al extranjero (para ir a Eurodisney, como tantos otros)… He vuelto algunas veces más pero siempre me quedo con la sensación de que debería ir una vez más… Nunca te la acabas!
ja ja ja es verdad Patricia, tienes un montón de sitios para ir y encima estás pensando en los que has de volver… «claro es que a París, a Praga, a Florencia… quiero volver…» y al final te agobias pensando dónde quieres ir!!!