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Moosfluh es uno de los miradores de la zona conocida como Aletsch Arena, el impresionante dominio esquiable que engloba los resorts de Riederalp, Bettmeralp y Fiesch. Como los otros miradores de Eggishorn y Bettmerhorn, Moosfluh ofrece unas soberbias vistas del famoso glaciar Aletsch, el más largo de Europa, con 24 Km y que nace de los hielos eternos de las cimas del Berner Oberland, como el Jungfrau o el Eiger. Una visita al Valais suizo nunca será completa si antes no has visto y escuchado el glaciar y Moosfluh es un buen lugar para admirarlo.
Cuando se decide visitar el glaciar Aletsch, una de las preguntas que se plantean al visitante es desde dónde verlo mejor. Como os comentábamos hay tres puntos con vistas panorámicas: el Eggishorn, el Bettmerhorn y el que nos ocupa, el Moosfluh. Como suele pasar no hay una respuesta correcta. En general los tres sitios son absolutamente fantásticos y las vistas están aseguradas. Sólo hay pequeñas diferencias que te pueden hacer optar por uno u otro.
Moosfluh se caracteriza porque es el punto a menor altitud de los tres (2.333 m.) lo que permite estar más cerca del glaciar y de su constante ruido al moverse la lengua de hielo. También es el que más alejado está de la Konkordiaplatz, que es dónde nace el glaciar, por lo que no se ve el nacimiento, pero si más recorrido.
Le falta una terraza panorámica como hay en el Bettmerhorn que te permite ver gran cantidad de cuatro miles míticos del Valais como el famoso Cervino o Matterhorn, pero a cambio es el lugar más verde de los tres y el acercamiento al glaciar se produce entre rocas y pequeños prados verdes donde pastan vacas que contrastan a la perfección con el blanco del glaciar y de los picos nevados.
Si aún así tenéis dudas, Moosfluh es el más barato para el bolsillo, así que si no os decidís, este puede ser el argumento definitivo.
Podéis sacar la entrada aquí o bien por un poquito más comprar el Aletsch Explorer Pass que os permite visitar todos los miradores del Aletsch, es decir el de Moosfluh pero también el de Eggihorn y Bettmerhorn en Bettmeralp.
Para llegar a este mirador, hay que llegar antes a Riederalp (1.925 m), aldea alpina, convertida en importante resort vacacional pero con un encanto y belleza fuera de toda duda. Para llegar a Riederalp hay que aparcar en el parking de pago de Mörel (746 m.) y coger el teleférico que lleva hasta Riederalp. Una vez en el pueblo nos hemos de dirigir a la estación de teleférico que está en dirección Bettmeralp.
El trayecto apenas dura 8 minutos y desde el moderno teleférico hay impresionantes vistas de Bettmeralp y del lago Bettmersee, con un inolvidable decorado montañoso de fondo.
Tras salir del teleférico hay un curioso bar góndola dónde tomar un refresco o descansar tras una buena jornada de senderismo, pero nosotros fuimos directos a ver el glaciar y como os comentábamos nos sorprendió el tapiz verde que íbamos pisando y las vacas que pastaban tranquilamente ajenas a la belleza del paisaje.
Luego sólo queda ver la magnificencia del glaciar. ¿qué decir ante esta belleza de la naturaleza? sentarse en una roca y escuchar el hielo moverse centímetro a centímetro, subir la vista y ver los picos nevados y el famoso bosque de Aletsch al otro lado. Seguramente de los tres miradores, es el que menos gente tiene, así que se goza de una calma y tranquilidad total.
Un lugar perfecto para hacerse fotos con los niños y para disfrutar la magia de los Alpes en un escenario inolvidable.
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