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Hubo una época, hace 10 años que vivimos la la explosión de las low cost. Para mí fue como la fiebre del oro de los americanos. Miraba cada semana a ver si había destinos nuevos, y casi cada día buscaba grandes chollos, los cuales por cierto, eran muy comunes. Las páginas de Ryanair y Easyjet se convirtieron en mis sitios más visitados y me pasaba el día haciendo planes. Para nosotros la expansión de este tipo de aerolíneas supuso una democratización de los vuelos y sobre todo poder plantearte pagar un pasaje para estar tan sólo un fin de semana. En ese contexto planteamos nuestra visita express a Londres.
Siempre hemos sido unos fanáticos de París y Londres nunca nos había llamado la atención. ¡Qué equivocados estábamos! Londres nos enganchó desde el primer minuto, sus monumentos, su aire característicamente británico y sobre todo su ambiente nos cautivó.
A continuación os describiremos lo que hicimos aquel corto pero intenso fin de semana. No lo vimos todo y por tanto no es una guía exhaustiva de Londres, pero esperamos que os sirva para animaros a conocer esta ciudad (si es que aún no lo habéis hecho).
Salimos un viernes de enero, pero llegamos por la noche, así que para empezar, el viernes no vimos nada. Nos instalamos en un hotel bastante lamentable y decidimos irnos a dormir para aprovechar al máximo el sábado.
En Londres los hoteles son muy caros, el cambio con la libra aún agrava más este aspecto y la calidad de los hoteles de tres estrellas para abajo es menor que en España, así que una buena opción, puede ser alquilar un apartamento. Si vas con amigos te saldrá mucho más barato y encima tienes cocina.
El sábado nos levantamos pronto y fuimos directos hacia la zona del Parlamento. Tras hacernos las primeras fotos con la clásica cabina roja, admiramos por fuera la preciosa Abadía de Westminster. Tras cruzar el Támesis, contemplamos unas espectaculares vistas del famoso Big Ben y del Parlamento inglés.
Es una de las postales clásicas de Londres pero es tan fotogénica que es imposible resistirse a sus encantos.
A medida que vas bajando hacia el London Eye, la gigantesca noria de Londres, las perspectivas sobre el Houses of Parliament y el Big Ben aún son más hermosas.
A pesar del intenso frío, disfrutamos mucho el paseo a orillas del Támesis y de las vistas que éste nos regalaba.
A medio camino cruzamos el río por el famoso Millenium bridge en dirección a la catedral de San Pablo.
Finalmente llegamos a la altura de Tower Bridge y decidimos entrar y visitarlo por dentro. Lo mejor sin duda son las increíbles vistas del barrio financiero y también de la fortaleza, conocida comúnmente como la Torre de Londres, sede de los famosos Beefeters, que está justo enfrente.
Tras esta primera parte del día por la ribera del Támesis, decidimos coger el metro para ir más rápido y trasladarnos al centro de la city.
Como no podía ser de otra manera desembarcamos en Picadilly Circus, la zona comercial por excelencia de la capital inglesa. Un paraíso para los amantes del shopping, tiendas de discos, tecnología, ropa, etc.
En Regent’s Street que va a desembocar directamente en Picadilly podréis entrar en impresionantes tiendas como la gigantesca juguetería al estilo peliculero o en tiendas de delicatesen bellamente adornadas.
Continuamos descubriendo alguno de los rincones más famosos de la ciudad, como Trafalgar Square o la encantadora Carnaby Street que aunque era una calle muy comercial con bastantes tiendas de souvenirs, la encontramos adorable.
El día llegaba a su fin así que decidimos comer en uno de los innumerables pubs que había por la zona. La cena fue sencilla pero deliciosa. Estaba lleno de gente y había un gran ambiente y ese es uno de los motivos por los cuales nos gustó tanto la ciudad.
Se hizo de noche y estábamos reventados así que decidimos irnos a dormir. Aún así, yo volví a salir para aprovechar la noche de esta ciudad tan fotogénica y me fui a disparar unas cuantas fotos al Big Ben y al Tower Bridge.
Si el sábado teníamos que aprovecharlo bien, el domingo aún más ya que apenas teníamos medio día, así que empezamos nuestra visita por el mítico Hyde Park, el pulmón verde de Londres. Estuvimos un rato paseando por sus largos caminos alrededor del lago y admirando sus árboles centenarios. Decenas de rincones llamaban nuestra atención, aunque no teníamos mucho tiempo para disfrutarlos.
De todas maneras antes de irnos quisimos visitar el Speaker’s Corner, dónde cualquiera puede ser escuchado siempre que tenga un público interesado en ello. Fue muy curioso ver y escuchar a diferentes oradores exponer sus proclamas, advertencias y quejas.
Eran las 11h y nos quedaban 3 horitas para sacarle jugo a la ciudad y aún había algo que no habíamos hecho: shopping. Mi mujer y nuestras amigas estaban ansiosas por comprobar la fama de las tiendas londinenses, así que nos fuimos directos a Camden Town.
A tenor por los comentarios de Isa, fue un acierto. En el mercadillo estaba cegada por tanta, ropa, zapatos y bolsos. Os aseguro que si me hubieran raptado ni se hubiera enterado. Nuestra única comunicación fue cuando me dijo mirando directamente una falda “¿de cuánto tiempo dispongo?”
Disfruté mucho viéndola tan concentrada cuan ave rapaz buscando a su presa. Yo también aproveché para echar un vistazo y quedarme admirado de la variedad de tiendas, cuyos originales carteles o escaparates llamaban mi atención.
Lamentablemente se nos acababa el tiempo y teníamos que marcharnos hacia el aeropuerto. Y aquí finalizó nuestro weekend en Londres.
Como veis no os podemos dar datos prácticos ni consejos. Eso lo dejaremos para otra ocasión, sólo os queríamos mostrar nuestro recorrido en apenas día y medio en esta gigantesca ciudad.
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