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Este pueblo es uno de los resorts más importantes de los Alpes y a la pregunta ¿dónde comer en Saas Fee? os responderemos que hay multitud de sitios dónde poder hacerlo bien, ya sea cocina internacional o la valoradísima cocina de montaña del Valais. Pero en este artículo os vamos a contar dos experiencias gastronómicas que suman calidad y originalidad a partes iguales. Dos comidas o cenas concebidas en si mismas como una actividad de las muchas que se pueden hacer en este increíble valle. ¿Estáis preparados?
Hemos estado muchas veces en Suiza, pero en esta ocasión queríamos que fuese diferente y quisimos introducir el elemento gastronómico en nuestro viaje. Siempre hemos intentado probar algo de la cocina local, pero este año nos lanzamos a visitar más restaurantes y así poder contaros nuestra experiencia. Está claro que comer bien es muy relativo, lo que le gusta a uno no le gusta al otro y al revés. Y en nuestro caso pues nos pasa lo mismo, Isa es de la que prefiere poca cantidad y calidad y es bastante exigente con lo que come, en cambio a mi me ponen un trozo de pan y un vaso de agua, y canto las excelencias del plato. Respecto a los niños, pues son niños, están acostumbrados a comer de todo, pero si no les gusta te lo dicen sin pelos en la lengua.
Aclarado este punto y dejando constancia que es un tema muy personal, Saas Fee tiene una oferta excelente de restaurantes, desde los que podéis encontrar en su calle principal, en lujosos hoteles o en la misma montaña, estos últimos, toda una institución en Suiza.
Dónde comer en Saas Fee: cuando comer es divertido
Restaurant Hotel Alphübel: nuestra primera experiencia gastronómica tuvo lugar en este entrañable hotel de tres estrellas, galardonado como el mejor para ir en familia de su categoría. Su restaurante regentado por la familia Supersaxo es acogedor y dispone de una carta con platos típicos del Valais. Cocina de montaña sabrosa y contundente para combatir los rigores del clima alpino.
Pero lo que tiene realmente de especial el Alphübel es que si te apetece, puedes participar de la creación de los platos, cocinándolos tú mismo con la ayuda del Chef Godi Supersaxo. Cada martes padres y niños pueden cocinar juntos bajo la batuta del chef. También se organizan eventos especiales en fechas según demanda.
Nosotros fuimos con nuestros dos hijos de 7 y 3 años y nos lo pasamos en grande: primero porque Godi fue un anfitrión simpático, atento y amable y segundo porque fue muy gratificante pasar un buen rato con nuestros pequeños en un ambiente relajado y participando todos juntos en la misma actividad.
Una de las características más importantes de este restaurante es la utilización del producto local para crear sus platos, contribuyendo así no sólo a la promoción de su restaurante si no también a la de los productos autóctonos.
Los niños disfrutaron mucho con su gorro de chef, amasando la masa de una pizza y decorándola, aunque hemos de deciros que Jan tenía entre ceja y ceja la espectacular sala de juegos del hotel, así que a la media hora cambió el gorrito por los coches y tractores de la habitación situada junto a recepción. No nos preocupó mucho que se quedase solo, total, sabíamos que no iba a salir de allí.
El día afuera era lluvioso, así que fue el momento perfecto para realizar este tipo de actividad, ya que la montaña con mal tiempo no te deja muchas opciones exteriores. Tras aprender trucos y nuevas formas de cocinar, pudimos cenar en su acogedor comedor y probar algunos de sus platos típicos, entre ellos la sabrosa pizza que prepararon nuestros pequeños.
Restaurant Three Sixty: Uno de los highlights de Saas Fee es subir con el funicular subterráneo más alto del mundo que te deja a 3.500 metros en la estación del Mittelallalin. Esta increíble experiencia se completa con poder comer en su famoso restaurante giratorio, también el más alto del mundo.
Los restaurantes de montaña son un clásico en Suiza. Hay que ir a los Alpes para poder entenderlo. En este caso el Three Sixty ofrece una excelente carta dónde combinan platos más informales con deliciosas especialidades del Valais.
Nosotros comimos de lujo, y es que no sólo apuestan por la calidad si no que el propio restaurante es cálido y acogedor y todo en su conjunto hace que comer aquí sea todo un placer.
Pero os avisamos que lo verdaderamente espectacular está afuera, tras sus grandes ventanales, un paisaje de picos y cimas nevadas os deleitarán mientras degustáis sus sabrosos platos o un simple chocolate caliente. El restaurante rota 360ºC en una hora y te permite ver una imponente colección de cuatro miles. Fuera, un paisaje nevado y glaciar durante todo el año, dentro, calor y comodidad.
En invierno seguro que está abarrotado de gente que esquía, pero en verano (que también se puede esquiar) hay bastante menos gente y no es difícil sentarse a comer, sobre todo si lo hacéis con nuestros horarios.
Para los más curiosos, deciros que desde sus ventanales, y en días de gran visibilidad se puede ver hasta la ciudad italiana de Milán. ¡Nosotros pudimos comprobarlo!
Esperamos que nuestras pequeñas experiencias gastronómicas puedan serviros de orientación, a nosotros, aparte de llenarnos el estómago nos llenaron el espíritu al poder disfrutarlas en familia.
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