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Cosmocaixa es el nombre que recibe, desde el año 2004, el antiguo museo de la ciencia de Barcelona y es uno de los diferentes proyectos de la obra social de La Caixa. El que era un de los museos emblemáticos de Barcelona inagurado en 1981 ha visto cuatriplicada su capacidad desde que pasó a ser Cosmocaixa. Hoy en día el museo recibe miles de visitantes siendo una más de las atracciones de Barcelona y en la que es muy común ver algunos de los muchos turistas extranjeros que visitan la capital catalana. Si tenéis niños, es el plan perfecto para una calurosa jornada de verano o para esquivar los rigores del invierno.
Dónde está Cosmocaixa
Ahora, en Navidad, los niños tienes muchas vacaciones, así que un buena idea es ir con ellos a Cosmocaixa y pasar un día divertido y didáctico. Y es que este museo te permite ambas cosas siendo ideal a partir de los 3 años, con muchas actividades para los más pequeñitos. Pero vayamos por partes.
De entrada destaca la sede del museo: en plena zona alta de Barcelona, muy próximo a la sierra de Collserola y el Tibidabo y lugar de residencia histórico de alta burguesía barcelonesa, se ubica un fantástico edificio modernista obra del arquitecto Josep Domènech i Estapà de principios del siglo XX. Su magnífica estampa fue completada y ampliada con una versión moderna dónde dominan el cristal y el ácero, dando una imagen moderna y luminosa pero que contrasta perfectamente con las delicadas formas del edificio original.
El nuevo espacio museístico ocupa nueve plantas, de las cuales seis son subterráneas. Tras entregar los tickets nos encontraremos bajando por unas rampas que van rodeando un gran árbol. Los niños pequeños se lanzan a la carrera en esta largo descenso y para cuando llegan pueden ver la base del árbol y una reproducción de la base antártica española Juan Carlos I.
Sólo nos queda cruzar una puerta y entraremos en las instalaciones principales del museo.
Las instalaciones de Cosmocaixa
El museo está dividido por zonas que representan distintas ramas de la ciencia. No son salas independientes si no que están situadas en un gran espacio amplio y diáfano y por el cual se va transitando, descubriendo diferentes ciencias como la óptica, la física o a la química.
Lo primero que vemos al cruzar la puerta es una zona dedicada al mar Mediterráneo, esencia de Barcelona y de gran parte de nuestro país. Diversos paneles invitan a los visitantes a conocer el Mare Nostrum a través de los sentidos, cómo probar la temperatura del mar en comparación con otros mares como el Caribe, el Mar Muerto o el Atlántico (por cierto la temperatura media del Mediterráneo es de 20ºC), los tipos de arena que hay y otras formas de aproximarnos a nuestro Mediterráneo.
Otros paneles explican cómo este mar se llegó a secar hace 6.000 millones de años debido probablemente a movimientos de placas tectónicas. En definitiva está pensado para que los más pequeños, toquen, palpen, prueben y vean pero también para que los mayores aprendamos y nos cunda la visita.
Junto a esta parte del museo también se encuentra un pequeño espacio llamado Sonar Kids, y que trata sobre las profesiones científicas y lo importante que es la Ciencia para la especie humana. Paneles táctiles hacen las maravillas de los más pequeños. Los más grandes pueden escuchar y aprender sobre profesiones científicas.
Pero la estrella es una pantalla táctil, dónde a través de unos ejercicios muy fáciles tenías que demostrar tu rapidez mental. Mi hermana y yo competimos veladamente para ver quién tenía el cerebro más rápido. Vamos, como niños... Debo admitir que mi cerebro está por debajo del macaco. ¡Pero no os hagáis ilusiones que seguro que al vuestro le pasa igual!
La visita continúa a través de experimentos, péndulos, cuerdas, lentes, colores y científicos famosos. Los principios de la ciencia explicados a través de experimentos. Newton, Marconi, Venturi o Einstein ven representadas sus teorías en ellos. Los pequeños disfrutan, los niños más grandes empiezan a satisfacer su natural curiosidad y los grandes aprendemos cosas nuevas y nos reciclamos.
Hacia el final de esta enorme sala se encuentra el bosque inundado que reproduce un bosque amazónico. Desde dentro ya podemos ver su parte inundada llena de peces y especies asombrosas. Una vez dentro, podremos admirar la altura de sus árboles y la lluvia que va cayendo de unos aspersores aéreos que consiguen un efecto mágico tanto en lo visual como en lo auditivo. Especies terrestres, marinas y pájaros forman parte de este onírico mundo. Y sobretodo no metáis las manos en el agua, ¡los peces son carnívoros!
La plaza de la ciencia
Este es el nombre que recibe el gran espacio rectangular que hay encima del museo y que permite un descanso. Desde aquí tienes una bonita panorámica de Barcelona y también del edificio modernista original. En días de sol, es el lugar perfecto para comer ya que hay bancos y mesas de pic-nic habilitadas para ello.
Y es que estamos en Barcelona y el sol es una de las estrellas, por eso disfrutar de una mañana invernal con sol es un placer para cualquiera. Además está configurado como un espacio público, por lo que el acesso es libre sin tener que pagar la entrada al museo.
Las mejores vistas son las que se obtienen caminando en dirección contraria a la cafetería. Entonces podréis admirar por un lado el bello edificio del museo, tanto la parte antigua como la nueva, vistas sobre la torre de Collserola y de las estructuras blancas de la plaza que dan la sensación de contemplar un cementerio o un valle de estacas. Al otro lado Barcelona y la inmensidad del Mediterráneo.
Actividades pagadas
La visita a Cosmocaixa se completa con una serie de actividades de pago y para las cuales hay que inscribirse. Estas son Clik y laboratorios, el planetario, el planetario burbuja para los niños más pequeños y el Toca toca que es la actividad que hicimos nosotros ayer. A continuación os explicamos de que va el Toca toca, pero estad atentos porque en próximas actualizaciones os describiremos el resto.
El Toca toca es una actividad recomendada para niños entre 3 y 8 años. Al entrar nuestra monitora nos explicó que nos teníamos que lavar las manos ya que íbamos a tocar animales. La chica hacía sentar a los niños que escuchaban sus explicaciones embobados y absortos. Ella nos iba explicando al grupo de unos 15 niños y 7 u 8 adultos diferentes características de animales y sus entornos naturales. En concreto vimos tres, la selva, el desierto y el Mediterráneo.
Así pudimos tocar una rana selvática o una pitón del desierto. Los niños se lo pasan en grande y a través de las instrucciones de la monitora aprenden a respetar el entorno natural y a otros seres vivos.
Datos prácticos Cosmocaixa
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