Tabla de contenidos
Bernkastel es una auténtica joya de casas con entramados de madera, calles empedradas y rincones a cuál más romántico. Es la esencia de las ciudades medievales en Alemania y cuesta entender como es bastante desconocida entre nosotros a pesar de su belleza y espectacularidad. Parece que esta tendencia está cambiando gracias a que está situada a tan sólo media hora del aeropuerto de Hahn, base de la famosa low cost Ryanair y con multitud de vuelos baratos desde España.
Conociendo Bernkastel
Los primeros documentos que hablan de Bernkastel datan del año 1300 y su actual nombre tiene su origen en la unificación a principios del s.XX de Bernkastel y Kues. La ciudad de unos 7.000 habitantes, se encuentra situada junto al río Mosela, siendo una de las localidades más importantes junto a Cochem del valle del mismo nombre.
El pueblo vive prácticamente del turismo y de la agricultura siendo el cultivo de la viña y la producción de vinos de la variedad Riesling su principal motor económico. De hecho cuando bajas al valle lo haces cruzando primero espesos bosques y luego inmensos campos de viñas que cubren las colinas de todo el valle.
Al llegar lo ideal es aparcar en los parkings que hay junto al río Mosela con vistas al castillo de la ciudad. La parte más interesante de la ciudad es Bernkastel, así que Kues, que es más residencial, la obviamos, ya que tampoco disponíamos de muchas horas para conocer la urbe.
Navidad en Bernkastel
Llegamos de noche, y al ir en diciembre, nos inundó su precioso ambiente navideño, y es que aquí como en casi todas las localidades alemanas hay mercadillos de Adviento y os podemos garantizar que el Mercado de Navidad de Bernkastel es uno de los más bonitos que hemos podido ver.
Nos alojábamos en un hotel muy céntrico, el Gasthof Mosel-Blumchen, situado a un paso de todo, de manera que aunque era tarde, pudimos dejar todos los bártulos en la habitación y salir trípode en mano con los dos niños a pasear un rato y tomar instantáneas del pueblo cuando la afluencia de gente era menor.
En el hotel nos facilitaron un conjunto de dos habitaciones con baño y sala de estar en un ala aislada del hotel y como el establecimiento no disponía de ascensor, pudimos dejar el carrito de Jan en la zona habilitada para ello en la recepción. Las habitaciones eran muy cómodas, espaciosas y acogedoras y estaban súper limpias. Estas características hicieron que nuestra estancia en familia allí fuese perfecta y consiguieron que nos sintiéramos casi como en casa.
El desayuno, incluido en el precio de la habitación, se degustaba en el restaurante del establecimiento y podías encontrar gran variedad de productos. Relación calidad-precio súper recomendable y un trato de la propiedad exquisito.
Si queréis conocer más sobre este mercadillo clicar en el enlace anterior dónde podréis encontrar muchísima información de actividades navideñas para toda la familia.
Casco medieval de Bernkastel
La primera plaza que visitamos fue la Karlsrader platz, dónde había un gran ambiente debido al mercado de Navidad. Puestos de salchichas y del famoso vino caliente especiado (glühwein) ideal para combatir las bajas temperaturas de las noches de invierno germanas.
Quedamos maravillados ante las preciosas casas con entramados de madera del s. XVII y la belleza de las mismas, pero lo mejor estaba por llegar y es que tras un par de calles se encontraba la plaza del mercado (Marktplatz).
La Markplatz es la idea que tenemos muchos españoles y latinos cuando imaginamos la Navidad. Estuvimos un rato en silencio contemplando boquiabiertos el auténtico escenario de cuento que teníamos ante nosotros. Hasta nuestros hijos se quedaron sorprendidos de lo bonito que era todo.
La plaza en si es bastante pequeña, pero las casas tradicionales con entramados de madera le daban un aspecto singular. Destaca entre todas ellas el ayuntamiento dónde está el calendario de Adviento más grande de la comarca: 24 coloridas y bellas ventanas aguardan a ser abiertas cada día durante las semanas de Adviento.
En otro de los extremos de la plaza se encuentra la Spitzhäuschen, cuya traducción es la casita puntiaguda y que como su nombre indica es alta y estrecha con un tejado acabado en forma de punta.
La plaza también está adornada con la fuente de San Miguel y en esa época del año con un gran árbol de Navidad y cuatro o cinco puestos de regalos que hacen de la plaza, uno de los conjuntos arquitectónicos más bonitos que hemos visto nunca.
Otros lugares de interés que podemos ver en Bernkastel, son la iglesia de San Miguel con su reloj y la Graacher Tor (Torre de Graacher) dónde se encuentra ubicado el museo del pueblo.
Paseo en barco por el Mosela
Como no teníamos tiempo para visitar Kues a la otra orilla del río y además queríamos obtener una panorámica más amplia de la ciudad, decidimos navegar el Mosela y contratamos un tour de una hora en barco.
Por un precio bastante asequible pudimos descubrir excelente vistas de la ciudad y de todo el valle del Mosela. La experiencia de ir en barco nos dio otra perspectiva de Bernkastel y sobre todo de poder ir disfrutando de la compañía de los amigos, de un buen Glühwein y pastelillos típicos de la región, y de poder hacer fotografías cómodamente.
Después del paseo en barco, nos teníamos que ir para coger el avión hacia Girona, pero nos prometimos que Bernkastel y el valle del Mosela sería un buen destino para pasar unas buenas vacaciones de verano y es que esta es una zona muy llana ideal para hacer cicloturismo con niños y siempre con el Mosela como eje vertebrador.
Si necesitáis más info también podéis visitar la página oficial de turismo de Bernkastel ¡y en español!
Deja una respuesta